EUROPA
PRESS
8
noviembre 2022
Hallada una variante genética que
predispone a la delgadez, que porta el 60% de los europeos
Investigadores del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Instituto IMDEA Alimentación han
descubierto una variante de un gen implicado en la nutrición celular cuyos
portadores tienden a acumular menos grasa, y se estima que está presente en
casi el 60 por ciento de la población europea.
Su trabajo se publica en la revista 'Genome
Biology', con Nerea Deleyto
Seldas (CNIO) y Lara P. Fernández, del Instituto
IMDEA Alimentación, como primeras co-autoras. Para el jefe del Grupo de
Metabolismo y Señalización Celular del CNIO, Alejo Efeyan,
"el hallazgo supone un paso más en la comprensión de los componentes
genéticos de la obesidad". Ana Ramírez de Molina, directora del Instituto
IMDEA Alimentación, considera que "el conocimiento de la implicación de la
ruta de detección celular de nutrientes en la obesidad puede tener
implicaciones en el desarrollo y aplicación de estrategias personalizadas en
prevención y tratamiento de la obesidad".
Para la población general, la influencia de los genes en el
peso corporal es de alrededor de un 20 por ciento, según determinan los
estudios que en los últimos años han analizado el genoma completo de decenas de
miles de personas. Es decir, "el estilo de vida, como los hábitos
alimenticios y el ejercicio, tienen mucho impacto, pero los factores genéticos
también influyen", explica la investigadora Nerea Deleyto
Seldas, del CNIO.
GENETICA Y MEDIDAS CORPORALES DE 790 VOLUNTARIOS
El sobrepeso y la obesidad se definen por una acumulación
anómala o excesiva de grasa que afecta a la salud. Para buscar variantes
genéticas que influyen en el fenómeno y las alteraciones metabólicas asociadas,
un equipo de IMDEA Alimentación recabó 790 voluntarios sanos material genético
y datos como el peso, el IMC, las cantidades de grasa total y visceral, la
cantidad de masa muscular y los perímetros de cintura y cadera, entre otros.
Los autores del trabajo analizaron las posibles asociaciones
de estos parámetros con 48 variantes genéticas determinadas, seleccionadas por
su posible relevancia funcional. Detectaron así una "correlación
significativa entre una de esas variantes en el gen FNIP2, y muchos de estos parámetros
relacionados con la obesidad", explica el estudio.
DEMOSTRACION EN MODELOS ANIMALES
Después se estudió el efecto de esta variante en ratones
--que previamente habían sido modificados genéticamente para lograr que la
expresaran--. "Comprobamos que los ratones con esta variante, asociada en
personas a una constitución delgada, tienen entre un 10 por ciento y un 15 por
ciento menos de grasa que sus homólogos no portadores", explica Efeyan.
En humanos no se puede aislar el efecto de esta variante del
de otras muchas variables, genéticas y ambientales, que influyen en la
constitución física, por lo que es imposible calcular con precisión la potencia
de su efecto. Pero dado que la influencia de la genética en la obesidad no
supera el 20 por ciento, la contribución de la variante ahora identificada es
necesariamente pequeña.
Por eso los investigadores usan términos como
"predisposición" o "tendencia". "No se trata, en
absoluto, de que quienes tengan esta versión puedan comer en exceso sin
engordar", aclara Efeyan. Así, los animales
modificados genéticamente para este estudio no presentaron otras alteraciones
ni diferencias. "Este resultado es muy impactante, porque muchos de estos
estudios suelen ceñirse a reportar asociaciones; en este trabajo mostramos que
basta el cambio de una sola letra en todo el genoma de ratón para replicar lo
observado en la variante humana", continúa Efeyan.
RELACIONADA CON LO QUE 'COME' LA CELULA
La importancia de la variante detectada reside en que está
asociada con la ruta de señales bioquímicas que indica a la célula los
nutrientes que tiene disponibles. Según los investigadores, ahora hay que
estudiar por qué un pequeño cambio genético afecta a la tendencia a ser de
constitución delgada.
El objetivo en el futuro es "entender mejor las bases
moleculares de lo que hace esta variante genética, es decir, lo que
bioquímicamente le está pasando a la célula", añade Deleyto.
"Necesitamos mejorar las herramientas genéticas para diseccionar en qué
momento cobran importancia las consecuencias funcionales de esta variante en el
organismo, por ejemplo, durante el proceso de formación de la grasa",
resalta.
El hallazgo abre además interrogantes que atañen a otras
áreas de la ciencia, como qué presiones evolutivas favorecieron la selección de
esta variante y en qué momento ocurrió.